¡Prepárate!

Una vez San Ignacio de Loyola vio a un religioso que estaba barriendo la casa y le preguntó: «¿Para quién haces esto?» El religioso respondió: «Lo hago por amor de Dios». A lo que San Ignacio dijo: «No importa que sirvamos al mundo con pereza y negligencia, pero servir a Dios con negligencia es algo que no podemos permitir».

Esta anécdota nos puede ayudar a entender una enseñanza que encontramos más de una vez en el Evangelio: ¡estar preparados! Debemos estar preparados para la venida de Nuestro Señor. La venida de Nuestro Señor significa no sólo la Segunda Venida, sino también el momento en que la eternidad invadirá nuestra vida, y el Señor dirá que debéis preparar un informe completo de vuestra administración (Lc 16,2). Uno de los Padres de la Iglesia, Teofilacto, explicando las palabras de Jesús ceñíos los lomos (Lc 12,35) dice: «Que vuestros lomos estén ceñidos, es decir, siempre dispuestos a realizar la obra de vuestro Señor.» (Santo Tomás A., Catena Aurea Evangelio de San Lucas, XII,10).

Estar preparados» significa que debemos hacer siempre lo que debemos hacer y de la manera en que debemos hacerlo. Ambos aspectos son importantes. No basta con hacer lo que debemos hacer para estar preparados. El jesuita que fue regañado por San Ignacio probablemente estaba haciendo lo que debía, pero no lo estaba haciendo de la manera que debía. Cada actividad que hacemos debe prepararnos para Su venida. Todo lo que hacemos debe ser un servicio a Dios.

A veces dividimos nuestras actividades en dos secciones: las que hacemos para este mundo: trabajo, amigos, actividades sociales, negocios, etc. y las que hacemos para Dios: oración, iglesia, obras de misericordia, etc.

Nunca debe haber una división entre lo sagrado y lo secular. Al contrario, debemos servir a Dios siempre y debemos hacer todo para servirle, y esto es lo que significa estar preparado. De lo contrario, actuamos como el religioso que barría negligentemente porque en su mente barrer no era tan importante como rezar.

Ser un cristiano que espera la venida de Nuestro Señor, o estar preparado para abrir la puerta cuando el Señor venga, significa hacer todo al servicio de Dios, de la mejor manera posible. Estar preparado también significa hacer todo lo que hacemos como cristianos, sin hacer una división entre lo sagrado (esto es para Dios, así que lo haré según el Evangelio) y lo secular (esto es para el mundo, así que lo haré según los criterios del mundo o según mi propia voluntad).

Homilía Diaria

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