Paz

Una vez San Juan Bosco tuvo una reunión con un ministro llamado Farini, quien quería cerrar la escuela que había fundado San Juan Bosco. Fue a hacer un llamamiento a la misericordia, pero no fue un llamamiento fácil ya que el ministro estaba muy enfadado con Don Bosco y su obra.

Cuando Don Bosco llegó a la oficina de este ministro tuvo que esperar ya que el prepotente ministro quería ponerle las cosas difíciles. Sin embargo, Don Bosco más que estar nervioso y asustado, estaba tranquilo, tan tranquilo que se durmió en una silla muy cómoda donde estaba esperando.

¿Cómo era posible que pudiera dormir mientras esperaba una reunión donde se iba a discutir el futuro de su obra? Es más, el ministro ya había decidido cerrar su escuela, por lo que el propósito de la reunión era pedirle misericordia, y sin embargo se durmió.

La respuesta es que tenía la paz de Jesús. La paz que Jesús dio a los apóstoles ya todos sus discípulos, como escuchamos en el Evangelio de hoy, es paz real y es, ante todo y sobre todo, interior. En teología moral se llama “paz interior”. Quienes son realmente discípulos de Jesús son capaces de vivir en paz en medio de las adversidades de la vida. La pregunta es: ¿qué es la paz de Jesús y cómo podemos recibirla?

Como explica Santo Tomás de Aquino, la paz de Jesús es un efecto de la caridad. No hay verdadera paz sin caridad, ya que la paz es tener todas nuestras facultades ordenadas a un solo objeto. En otras palabras, esto sucede cuando una de mis facultades, mi voluntad, tiene dominio sobre las demás y está orientada hacia Dios. Entonces, por ejemplo, quiero ayunar porque le prometí a Dios con mi voluntad ayunar y sin embargo mi estómago quiere comer porque tengo hambre. Si hay orden dentro de mí, cumpliré mis promesas, pero si no lo hay, mi pasión por la comida me hará romper mi promesa.

La caridad ordena todas nuestras potencias o facultades a un solo objeto: Dios, ya que la caridad nos hace amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas; poner el amor de Dios en primer lugar y subordinar todos los demás deseos a ese amor, en otras palabras, nunca hacer algo contra el amor de Dios.
Por eso la paz de Jesús es algo interior y es un don de Dios. Es mucho más que la simple concordia con otras personas, que algo exterior. Más aún, la paz o concordia exterior sólo será real cuando venga de la paz interior o paz de Jesús. Don Bosco inició la escuela porque era la Voluntad de Dios y él hubiera estado bien si tuviera que cerrarla, si esa fuera la Voluntad de Dios. Estaba en las manos de Dios porque su vida estaba regida o dirigida por la caridad.

Homilía Diaria

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