Es un hecho que Santa Teresa de Jesús fue muy calumniada durante su vida. Sin embargo, nunca prestó mucha atención a esas calumnias, sino que siempre se mostró agradecida a quienes la perseguían.
Una vez la acusaron de llevar mujeres a su convento para corromperlas. Cuando le dijeron esto, ella simplemente contestó: «me hacen un gran favor; aunque no hago lo que dicen, he ofendido mucho a Dios y así una cosa paga la otra.» De hecho, el obispo de Ávila solía decir: «si quieres ser el mejor amigo de la Madre Teresa, sólo tienes que hacer una cosa: dar falso testimonio contra ella».
Para imitarla, debemos trabajar las virtudes de la humildad y la caridad. Necesitamos ambas virtudes para hacer el bien a quienes hacen algo malo contra nosotros. Esta es una de las enseñanzas que encontramos en las palabras de Jesús: Al que te golpee en una mejilla, ofrécele también la otra (Lc. 6, 29). También San Pablo dice algo parecido: no devuelvas mal por mal; más bien devuelve bien por mal (cf. 1 Ts 5,15).
Nuestra naturaleza caída quiere vengarse de quienes nos ofenden, nos hacen daño, nos humillan o, en definitiva, hacen cualquier cosa contra nosotros. De hecho, existía una antigua ley llamada ley del talión: ojo por ojo y diente por diente (Mt 5,38) que expresa este deseo humano de venganza. Jesús la sustituyó por la ley de la caridad.
¿Por qué necesitamos humildad? La humildad nos enseña a poner todo esto en una perspectiva diferente. La humildad nos ayuda a admitir que, en realidad, no merecemos nada en absoluto, y que todo lo que creemos merecer o no merecer es, a la larga, peligroso para nosotros. En palabras de San Pablo, Si he de gloriarme, me glorío en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gal. 6, 14). Es decir, me glorío de haber sido humillado.
También necesitamos crecer en la caridad. La caridad nunca quiere venganza, pues nunca puede querer algo malo para los demás. Dios es la fuente de la caridad, y Él no quiere/ama el mal ni lo causa. Como la caridad viene de Dios, siempre busca la manera de hacer el bien a los demás.