Controlando todo sin excepción

El Paris Saint-Germain F.C. (PSG) es un equipo de fútbol francés que, en los últimos años, se ha dado a conocer por fichar a los mejores jugadores con el fin de ganar el trofeo al que aspiran todos los clubes de fútbol europeos: la Liga de Campeones. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, entre los que se incluye haber contado durante siete años con el jugador que muchos consideraban el mejor del mundo, Kylian Mbappé, no lograron ganar la competición hasta este año, 2025.

Tras cerrarse el traspaso de Kylian Mbappé a otro club en julio de 2024, Luis Enrique, entrenador del PSG, declaró lo siguiente en una entrevista: «Tener a un jugador (Kylian Mbappé) que se movía por el campo como quería implicaba que había situaciones en el juego que yo no controlaba. El año que viene (cuando ya no esté en el equipo), las controlaré todas, todas sin excepción». Efectivamente, al año siguiente, el PSG ganó la Liga de Campeones.

¿Qué cambió? El responsable del equipo, que se suponía que debía controlar todas las situaciones del partido, no podía controlarlas porque uno de los jugadores a sus órdenes no seguía sus instrucciones y, por lo tanto, no podía controlar esas situaciones.

Algo similar ocurre en nuestras vidas. A través de nuestra inteligencia y voluntad, deberíamos tener control sobre todas las situaciones de la vida. Sin embargo, a menudo tenemos pasiones que hacen lo que les place, lo que nos lleva a situaciones en nuestras vidas que no controlamos. Como resultado, acabamos haciendo cosas que no deberíamos hacer y que no habríamos hecho si todas nuestras pasiones estuvieran bajo control.

La santidad es el gran trofeo al que todos los cristianos deben aspirar. Por lo tanto, es esencial en la vida lograr el control sobre todas nuestras pasiones si queremos ganar ese gran trofeo de la santidad. Para ello, es muy importante ordenar y fortalecer nuestra voluntad.

Ordenar nuestra voluntad significa asegurarnos de que nuestra voluntad siga siempre la voluntad de Dios y no lo que nosotros queremos. En otras palabras, debe seguir los dictados de la razón recta y la fe, el Evangelio, y nunca nuestros propios criterios, que están desordenados debido al pecado original.

Fortalecer la voluntad es necesario para que sea más fuerte que nuestras pasiones. Por muy fuertes que sean los movimientos de nuestras pasiones, cuando la voluntad dice «no» porque algo va en contra del orden que desea seguir, debe ser «no», y la pasión no debe lograr dominarla. Por lo tanto, es muy importante realizar actos de voluntad que superen nuestras pasiones, comenzando gradualmente con cosas más fáciles, y continuando con actos de autodominio hasta que la voluntad triunfe sobre las pasiones en todo. De esta manera, podemos asegurarnos de que no haya situaciones en la vida que no podamos controlar.

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