Hay una famosa conversación en uno de los episodios de Friends sobre «buenas acciones egoístas o desinteresadas». Joey (Matt LeBlanc) dice: «Esto del telemaratón en televisión y mi agente me consiguieron un trabajo como copresentador… una pequeña buena acción para PBS más algo de exposición televisiva». La conversación continúa y en un momento dado Phoebe (Lisa Kudrow) le dice a Joey: «esto no es una buena acción; sólo quieres salir en la tele. Esto es totalmente egoísta». Joey le pregunta por una buena acción que haya hecho y le pregunta si eso la hizo sentir realmente bien. Ella está de acuerdo, así que él continúa «te hizo sentir bien, así que eso lo convierte en egoísta» y luego afirma: «mira no hay ninguna buena acción altruista, lo siento». Ella responde: «Sí que hay buenas acciones totalmente desinteresadas». Entonces él le pide un ejemplo y ella no es capaz de dar un ejemplo, así que él concluye: «eso es porque todas las personas son egoístas… sí, siento reventar esa burbuja Phoebe pero las buenas acciones desinteresadas no existen».
Hay una confusión interesante en esta conversación que Phoebe no es capaz de descifrar. Cuando decimos que alguien es egoísta, queremos decir que esa persona sólo se preocupa de sí misma y no de los demás. Cuando decimos que alguien es desinteresado, queremos decir que esa persona se preocupa por los demás, pero no significa que no se preocupe por sí misma. Sentir satisfacción cuando nos preocupamos por los demás no nos convierte a nosotros, ni a nuestras acciones, en egoístas. De hecho, Jesús dice Ama a tu prójimo como a ti mismo (Mc 12,31). Jesús no dijo «ama a tu prójimo y ódiate a ti mismo». Amarnos a nosotros mismos no significa necesariamente egoísmo.
Lo que hace que una acción sea egoísta o desinteresada es el orden del amor: por ejemplo, hay un desorden cuando no nos preocupamos por los demás y ese desorden hará que mis acciones sean egoístas. La caridad tiene un orden y cuando amamos según ese orden, amamos de forma ordenada, o de forma desinteresada. Cuando rompemos ese orden nuestro amor es desordenado y podemos caer en el egoísmo. Por ejemplo, si a Joey le gusta salir en la tele y hace la buena acción para salir en la tele como le acusó Phoebe, entonces lo está haciendo por egoísmo, ya que salir en la tele no tiene más valor que hacer una buena acción o una obra de caridad. Está poniendo en primer lugar salir en la tele y en segundo lugar hacer la buena obra.
Si luchamos de forma ordenada por la Verdad, la Justicia u otros valores deberíamos sentir satisfacción ya que amamos de forma natural la Verdad, la Justicia, etc. Esto significa que esa satisfacción no es egoísta sino que es una inclinación natural o un amor natural ordenado.
La intención de nuestras acciones, más que la acción en sí misma es lo que hace que nuestra acción sea egoísta o desinteresada. Lo vemos en la viuda pobre del Evangelio que echó en el tesoro del templo todo lo que tenía para vivir (cf. Lc 21,1). Había ricos que daban más que ella. Si nos fijamos sólo en las acciones, los ricos parecen más desinteresados ya que daban más, sin embargo, ella era desinteresada ya que su intención era dar todo lo que tenía.
El egoísmo tiene como centro un amor desordenado por nosotros mismos. Cuando hacemos lo necesario para cumplir nuestra propia voluntad, para seguir nuestros caprichos, etc. somos egoístas. El egoísta es alguien que está encerrado en sí mismo y se pone siempre en primer lugar, atendiendo a sus deseos, anhelos, impulsos, etc. Por eso al egoísta no le importan las consecuencias de sus actos, porque su centro es él mismo.
Cuando Jesús habla de negarnos a nosotros mismos (cf. Mt 16,24), se refiere a esta tendencia desordenada: ponerme en primer lugar y subordinar todo y a todos, incluso a Dios, después de mí. No es un problema sentirme bien con mi acción, sino que el problema es el orden del amor que mueve mi acción.